domingo, 19 de enero de 2014

ENTRE AMIGOS

Bueno, mientras nos maten sobre el papel la cosa no está jodida del todo. Aún podemos hacer cosas importantes... Dijo ésto como si la ficción pudiera hacerse realidad de repente con algún acto mágico que en el fondo sabía que nunca sucedería. Estaba bromeando, quería mostrar que tenía sentido del humor, y que no iba a amargarle la copa y el habano ningún cuento de mierda, por muy viral que fuera.
Pero presi, lleva más de cinco millones de visitas en YouTube. Los informativos lo sacan en antena, incluso algunos programas hacen su propia versión del presidente en la camilla del hospital. Hay chistes, se hacen bromas, es la comidilla de los bares. ¡Joder!, si hasta la seguridad del ministerio hace bromas en el escaner. ¿Bromas, qué bromas?, preguntó el presidente, entre ofendido y curioso. Esta mañana, el de seguridad y el guardia civil que hay en el escaner comentaban que el presidente siempre pasaría sin dificultades, porque estaba hueco por dentro y el aparato no detectaría nada. ¡Jaja!, humor patrio. Aunque no había convicción ni en la risa ni en las palabras, ni sabía de lo que hablaba. Nunca lo había sabido. Presi, no le toman en serio, no le respetan, no le quieren, se ríen, hacen burla... Se calló de pronto, eran demasiadas cosas y no quería seguir. En la habitación se hizo el silencio y los presente tuvieron tiempo de paladear la mentira de sus vidas. Todos paseaban su mirada sobre todos; uno apuraba su copa, otro el pitillo, aquél se ponía en pie para servirse un culín de malta. El presidente fumaba en silencio, con la mirada perdida en el techo. De repente, el asesor para asuntos extraordinarios que había permanecido todo el tiempo ajeno a la conversación, tomó la palabra. Presidente, tengo una duda. ¿Cómo consiguió hacerle eso?, ¿de verdad utilizó un guante de veterinario? Éso tenía que haber provocado alguna reacción entre los presentes, pero pasaron unos segundos sin que nada ocurriera, solo el presidente se reincorporó en el sillón para decir: ¿Eh? Y su ojo izquierdo parpadeo dos veces, ajeno a su voluntad.