miércoles, 1 de enero de 2014

POSTAL DESDE RODALQUILAR

Ya es el año 2014. Ha costado lo suyo llegar vivos al final, pero hemos llegado. Llevaba sin noticias de Sura nueve meses, hasta que el otro día, al abrir el buzón, encontré una postal con matasellos de Almería. No había texto, tan solo mi dirección. En el anverso una fotografía de las minas de oro de Rodalquilar, en concreto de las ruinas de las instalaciones para el tratamiento del mineral.
Ignoro que es lo qué quería decirme con la postal. Tal vez estaba de paso y le pareció divertido; quizá envió diez más ese mismo día; o era un mensaje indicando el lugar de una víctima..., ¿quién sabe? Opté por creer que era una invitación, y sin pensarlo dos veces (lo que quiere decir que no lo pensé en absoluto), me lancé a la carretera justo cuando todo el mundo comienza a celebrar el fin y el principio de algo. 
En realidad, lo estoy planificando según lo voy escribiendo, por lo qué cuando estés leyendo ésto, amable lector, habré partido o estaré a punto de partir hacía ese lugar en el que probablemente no suceda nada; y digo éso porque anticipo el futuro utilizando las matemáticas. Pero claro, la emoción no se encuentra en el destino, sino en el propio viaje. 
En la mente de un viajero suceden multitud de acontecimientos que ahora no es momento de plasmar, baste con decir que aquel que entiende sabe de lo que hablo. A fin de cuentas el viaje siempre es interior, a lo más profundo, mientras nuestros ojos miran como pasa la vida y nos ama, o nos hiere. 
No, no es una invitación, diría que es el motivo.